Sunday, June 7, 2009

Luna llena en Osaka...

Buenas a todos.

Aquí son las 00.00 más o menos. Ya mismo debería estar en la cama pero hoy fue un día largo.

Me levanté esta mañana reventada del trabajo; me puse a estudiar un poquito y otra vez pal currele.

Nada más llegar, me dijeron que parecía no haber descansado nada; que tenía cara de echa polvo. Y sí era cierto, la tenía y mira que me había duchado con agua fría.

Me senté a tomarme mi café matutino en el "cuartelillo" ese que tenemos de habitación-descanso en el trabajo, con el cocinero, y en esas que me atraganto con el café y al final tengo que escupirlo. Así que lo llené todo de café. Bueno el suelo quiero decir. Gracias a Dios no se lo tiré a él por encima. Pero vaya, la cosa está en que no sé por qué, pero este chico hace que me sucedan cosas extrañas. Estoy segura de que el pobre flipa conmigo. Aún y así, sé qúe se lo pasa bien conmigo. Menos mal que también tengo cosas buenas.

En el trabajo la gente ya empieza a tenerme un poco de cariño. Lo noto. Todos me hablan auqnue saben que no puedo decir mucho. Y tienen consideración al igual que paciencia.

Yo por lo pronto, cada día aprendo alguno nuevo y ya voy articulando palabra, lo cual en realidad, no quiere decir mucho, bueno, nada, pero al menos veo que un mínimo avance he logrado.

Y así mi día empezó: escupiendo el café por el suelo. Sin embargo, eso me hizo reir durante minutos y por consiguiente, estar contenta las 9 horas de trabajo.

Me encanta levantarme en mi apartamento, desayunar, ponerme música, pintarme, coger el tren y llegar a Sakai Higashi Station. Me gusta la sensación de salir de casa; encender el MP3; pasar por debajo del pedazo de Tori que tengo justo al girar la esquina; pasar el billete por la máquina; sentarme a esperar el tren mientras leo mi nuevo libro: "Tokyo blues", muy apropiado para la ocasión, y he de decir, que también muy ameno y cercano hasta lo que he podido leer. Subirme al tren y ver todas esas personas tan diferentes a mi que a la vez van a hacer lo mismo que yo la mayoría: currar. Pero saber que ellos entienden ese idioma que yo considero tan complicado. Muchos me miran e imagino que no deben entender muy bien qué es lo que hago en ese tren y hacia adónde me dirijo. Y pienso y pienso, y me gustaría que todo lo que se me pasa por la cabeza, pudiera ser gravado, y poder escribiros luego aquí todo lo que en su momento pensé. Tantas cosas. Desde esta mañana soñaba con que mi día acabase, y lo mismo: cambiarme de ropa; ir hacia la estación; coger el tren de vuelta; mi MP3 ; mirar las caras del día sentadas y con un efecto de cansancio en todas ellas. Diferente por eso al efecto que se observa por la mañana. Llegar a casa; cena y escribir.

Mientras trabajo, si no hay clientes ni nada que hacer, debo estar de pie, esperando a que alguien venga o se me ocurra algo qué hacer. Siempre con los brazos hacia adelante, con las manos juntas: palma con palma. En España creo que normalmente lo hacemos al revés: los brazos siempre por detrás, pero bueno, aquí hasta en eso son diferentes. Mis piernas siempre juntas, formando una uve con mis pies, como en forma de abanico. En cambio mis compañeras, forman la uve al revés. La mayoría tienden a meter los pies para adentro, por lo que juntan las puntas de los pies, no los talones. Y supongo que eso es consecuencia de que tengan las piernas arqueadas, como las que tienen los futbolistas, o Chin Chan, para no ir más lejos.

Al volver a casa, me fuí al templo que tengo a medio segundo de mi puerta. Me llevé la cámara de fotos y me fumé un cigarro minetras bebía una lata de Ume shu (licor de ciruela).

Hoy es la primera luna llena que paso en Japón y quería retratarla. Ahí os pondré unas fotos, auqnue aún no sé cómo funciona la cámara, por lo que no son muy bonitas que digamos.

Al regresar a casa, volví a probar de encender el termo para ducharme pero no, efectívamente, por algún extraño motivo, este dejó de funcionar esta mañana y fue por eso que me duché con agua fría. Además, el congelador tampoco funciona y compré un par de helados que se los acabo de dar a Ami para que los meta en su nevera. Sin embargo, la lavadora parece funcionar perfectamente.

Ami es la chica japonesa que también trabaja en el hotel y que sabe hablar inglés, puesto que pasó en Australia y Nueva Zelanda un par de años. La fui a buscar a su casa, sólo cuatro números más hacia la derecha que la mía, y le pregunté si podía mañana ducharme en su apartamento ya que mi ducha se había estropeado. Me dijo que sí, que no había ningún problema y estuvimos charlando un rato. Parece tan buena persona....

Y por último, hacer referencia al libro antes mencionado y el cual Olga me dejó.

Uno de los personajes, Nagasawa, un chico muy inteligente, de buena familia, con novia y básicamente, con todo. Aún y así, se acuesta con otras chicas y el protagonista del libro, Watanabe, que sale de vez en cuando con él, también se acuesta con chicas aunque este no tiene novia.

Un día le dice que no se siente bien haciendo eso; que se siente vacío. Y Nagasawa le dice que él también, que es normal y que eso demuestra que es un tio decente.

-¿Y entonces por qué no dejas de hacerlo? Le pregunta Watanabe.

-Porque cuando a tu alrededor todo son oportunidades es nuy difícil pasar de largo sin aprovecharlas. Es algo tan sencillo como abrir el grifo y beber agua. Eso es lo que ellas esperan.

Y esta conversación me llevó a pensar millones de cosas, como por ejemplo: por qué nunca desaprovecho las oprtunidades que la vida me brinda; por qué no dejo de fumarme un cigarro si me apetece, o beber un vaso de agua o cerveza cuando me viene en gana; o comerme un pastel cada día de los que me regalan en el hotel. Esos que están tremedos y que no dejo de pensar en ellos hasta que me los zampo en milésimas de segundo. Por que......: ¿Por qué no hacer lo que uno quiere? Dejarse de miramientos y obligaciones, y disfrutar de la vida, que al fin y al cabo está para eso: para aprovecharla.

Buenas noches. Besos.

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