Tuesday, August 4, 2009

Días de relax y descanso...en definitiva: vacaciones!Cómo me encantan!

Un día más en la tierra nippona, aunque os escribo con más ganas y entusiasmo que en muchas otras ocasiones.
Como ya os adelanté, ayer fui con las del trabajo a que nos dieran unos sobes en la espalda. Quiero decir: a que nos dieran un massage¡Y qué bueno fue mis niños!
Primero me pusieron en las piernas una especie de pantalones que se hinflaban y deshinflaban, para que activar la circulación. Luego una esepcie de ventosas en la espalda que te daban pinchazitos. Imaginad lo que disfruté. El chico me dijo que le avisara cuando me doliera. Bueno pues no le avisé. Él paró cuando, imagino, creió conveniente. Y aunque era mucho menos doloroso que el tatuaje, me dio la misma sensación de placer versus dolor. Arggggg....ok, cambio de tema.
Luego comimos todas junticas en un rest coreano y luego pa casa de una de ellas. Allí me quedé a dormir y esta maña nos levantamos pronto, ya que ella debía de ir a trabajar. A todo esto, ayer cogí su bici por primera vez en no sé cuantos meses que no cogía una y hoy me duelen las piernas y el culo por debajo...me entendéis, ¿no?, el hueso, qué no veas....
Así que como quería visitar sitios en Osaka, allá que me fui. Y no es que sucediera nada increible, pero si cosas que no esperaba. Primero un japo q m ve mirando el mapa en la estación, me pregunta si necesito ayuda. Extraño, ya que antes nadie me lo dijo. Aunque antes no había ido a muchos sitios, la verdad. Y el hombre me ayudó a conseguir un pase de un día, que había leido en la guía y que es totalmente económico. Me fui a ver el puerto de Osaka, luego cogí el metro que como el de la linea Osaka Monurail, también sale al exterior. Muy bonito. Continué con paseito y más paseito. Me bajé en la parada relativamente cercana al Museo de Derechos Humanos que pretendía visitar. Bueno, pues pregunto a un chico en una tienda en qué dirección se encontraba el museo, y me manda hacia el otro lado de la ciudad. Después de unos 10 minutos andando bajo "la pedazo de solana", me paro y medito. En esas que justo en mis morros tenía un mapa, el cual señalaba la situación geográfica, por supuesto errónea, en la cual me encontraba. Ok ...vuelta hacia atrás. Ah, se me olvidaba...Al salir de la tienda, como no confiaba mucho en la palabra del atontao , me paré a mirar el mapa. A estas que se para una furgoneta y me dice si necesito ayuda. le digo que si sabía donde estaba el museo y me mira con cara rar. Una cara entre: no te entiendo y no sé..... Seguídamente, me pregunta si quiero subir a la furgo. Por supuesto le dije que no y el tio se piró. Total, que después de los 20 minutos, haciendo y deshaciendo el camino equivocado, el hombre de la furgo reaparece y me da un mapa que él había dibujado, señalando donde estaba el museo. Yo flipé. Me quedé tan atónita ...Le dije arigatou gozaiamsu mil veces y bye....el pobre me miró con carita de pena. Por lo que seguí sus indicaciones. Después de pasarme otros puñeteros veinte minutos o más andando, no pude encontrar el dichoso museo y desistí. Hacía una calor tremenda y además, me llamaba la atención que pudiera un museo que en teoría, debía ser importante, estaren la zona que me encontraba, es decir, la peor que había visto en Osaka: llena de vagabundos, pisos viejos y horribles y calles llenas de fábricas y camiones aparcados. Como el barrio de La Mina, vaya. No me fiaba tampcoo un pelo del tio ese raro que me dio el mapa , de manera que me fuí y me quedé sin ver el museo. Bueno, qué se le va hacer.
Seguí mi camino hacia Namba, a la oficina de turismo, a preguntar sobre los billetes de autobús hacia Hiroshima. Quizá me vaya a ver la ciudad y una isla que hay cerca, muy famosa porque hay un tori en el agua. Seguro que alguno vio alguna vez una de esas fotos famosas.
Después, a ver el castillo de Osaka. Una vez allí, me llamó Matsushita, el cocinero bueno del trabajo, para quedar y charlar un rato antes de que me marche del país. Estuvimos un buen rato juntos y nos tomamos un café mientras hablábamos del trabajo, de la gente y de Japón en general.
Y decir que por supuesto, me da pena dejar Japón pq sé que hay gente buena y simpática. Eso no quita que la mayoría sean extraños para nosotros, la cultura es muy diferente, pero es satisfactorio ver que no todos los japos son como los que vienen o trabajan en el hotel. Me jode que haya tenido mala suerte en el aspecto laboral; Sin embargo, ninguna ottra oferta se me presentó por lo que no pude hacer mucho más. Quien sabe, quizá algún día vuelva.

Y llegué hace un rato a casa. Resulta que estoy colorada como un tomate. Mi nariz, mis hombros y mis brazos...parece que hubiera ido a la playa...pero no, simplemente fue el sol japonés que brillaba ferozmente entre los grandes y altos edificios de la ciudad.


Y nada más gentucilla...que nos vemos pronto. Que disfrutéis, que yo lo intentaré.

Muaaaaaaaaaaaaaakkkkkkkkaaaaaaaa...............

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